lunes, 22 de septiembre de 2008

Nostalgia parte I

Bueno,estoy escuchando una canción que me hace acordar a los veranos en Miramar,que linda ciudad.Junto con Salta,las dos mejores ciudades que conozco,o personalmente,las que más me atraen...Podría vivir 6 meses en una y 6 meses en la otra.Espero en el verano volver a ambas,pero más que nada a Miramar que no tuve la oportunidad de estar más que un par de horas en el verano.Me acuerdo esa noche,la única que pasé allá,cuando estaba enamorado a distancia,sí,a distancia u.u Al otro día,día de playa y ya está,la vuelta...
Este verano con revancha,estoy seguro...

Acá un cuentito que mezcla un poco el sexo con las drogas y el dolor en todos los sentidos(sangre d epor medio)


AtesoraVOS

La miró, le pasó el porro y le preguntó, “¿Qué sentís?”. Ella le dio una extensa pitada y con lágrimas en los ojos le dijo “Un millón de luces atravesando mi cabeza, eso lo lograste vos”. Tenían los ojos rojos, la marihuana había golpeado fuerte, pero las neuronas ardían por otra cosa. Estaban en éxtasis, todas las luces corrían a su alrededor y caían en lugares comunes como sonreír y jugar a disimular un estado incontrolable. Él una vez más quiso comprobar si tenía incrustado en la cabeza un sueño, uno que le esté merodeando y jugueteando con la realidad. Se hizo un pequeño corte en el brazo y cuando sintió la sangre se dio cuenta que era todo de verdad, que ella estaba a su lado sonriendo, demostrando su pubertad, tocándolo, estimulándolo sexualmente otra vez. Ella quería más, no quería que todo termine ahí, o tratar al menos que no sea así. Es que a la mañana siguiente él tenía que volver, tenía que sacar las últimas fotos y llevárselas a Capital Federal. Esa gris y anodina Capital, donde el tiempo parece querer asesinar las emociones de las personas, las expresiones de los cuerpos, la fricción que se produce cuando se dos pares de ojos, aquella que solo en ese lugar pareciera que se puede dar. Sí, van a hablar por teléfono, se van a conectar al MSN diariamente, se van a poder dedicar un “te quiero”, pero mientras van a seguir separándolos 700 KM de distancia, y el viento que pase por la esquina de la casa que él tiene mirando el río, será el mismo que ella suspiró antes o después. Pero no, no van a poder fumar tirados en la cama, ni hacerlo en un telo de mala muerte. En un momento de ese delirio que él tenía, se le acercó al oído y le dijo “Te juro que no me olvido de nada, pero ni del más mínimo detalle de lo que acaba de pasar”, acto seguido abrió una petaca con vodka y la ingirió sin discusión de su cabeza. Ella volvió a derramar una lágrima, quizá por el porro, quizá por las palabras vertidas en su tímpano, tal vez por la conjunción de ambas. De fondo sonaba un compilado armado por los dos para la ocasión. Una a una iban sucediéndose las canciones aunque en el momento del acto a ninguno le importaba si la canción era de una banda o de otra, tampoco sabían si era hora de irse cada uno a su destino o no. Es que los dos estaban drogados y excitados, una mezcla que con las hormonas es tan peligrosa como un mono con navaja. “Jurame que no se va acabar todo acá” ella le dijo y sin intermedios él la tomó de los hombros y la besó de vuelta, tan pero tan fuerte que ella decidió morderle el labio y hacérselo sangrar. Los dientes todos rojos curtidos en pasión y dolor, parecía una de las mejores películas eróticas que uno podía llegar a ver en la televisión o el mejor relato que podía uno escuchar acerca de cómo enamorarse, tener sexo y volver a verse dentro de unos meses. El porro seguía corriendo, pero era un detalle, a ninguno de los dos le importaba si se acababa o si podía volver a empezar. Estaba prendido casi simbólicamente, como ellos dos, dos adolescentes que recién están descubriéndose. A esa altura ambos estaban consumidos y él ya estaba en un estado que en otras circunstancias se podría decir que era patético pero en este caso hasta era poético. Borracho, drogado, ensangrentado, languideciendo en el pecho de su compañera. En su cabeza corrían una carrera entre la libido y las sustancias, quién llega más rápido a la meta, dejarlo hecho trizas o hacerlo reaccionar y seguir haciéndolo. Estaba implícito que los dos estaban escribiendo una página muy importante, la de aquellos que se quieren pero no tienen más que decírselo porque aunque lo quieran con todo su corazón, no van a poder ser más que eso, dos inmorales apasionados. Ahí fue cuando se consumió el porro…

“Un millón de luces en mi cabeza, eso lo lograste vos

FIN



Risa-Babasónicos
La Puntita-Babasónicos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo escribiste vos?! Dios, me dejó un sabor super ácido.. no sé por qué.. xD

besos Juanma