lunes, 20 de abril de 2009

En Busca De La Furia Perdida

Y sí, como vuelven todos, vuelvo yo, de a poquito a la blogósfera como escuché decir alguna vez. Desde mi último posteo hasta hoy han sucedido un montón de cosas inexplicables, cuestionables y algunas que no deberían volver a suceder. Puesto que este blog ahonda mucho en la catarsis de este YO que tengo adentro mío, no me interesa en lo más mínimo que vos tengas que leer mis crisis, pero en fin, eso lo dejamos para otro momento. Probablemente ya no queden lectores de este espacio(¿Alguna vez lo hubo?) pero ocasionalmente se aparece alguno/a y bueno, vamo' a darle el gusto nomás.
Hoy arranco con una historia que escribí hace un tiempo entre cafeína y desvelos, entre Joy Division y The Cure, que combo eh!
Creo que tiene un par de errores gramaticales debido al sueño y a los dolores de cabeza qu eme aquejaban pero sepan disculpar, lo voy a mandar en borrador y sin revisión, como se debería hacer...
Amor Y Libertad
Hacía dos días que había pisado el suelo argentino luego de siete años en Francia exiliado del horror que aquí se cometía. Con 26 años, anarquista por fundamentos, idealista por naturaleza, había escapado luego de la desintegración de su agrupación que terminó con varios compañeros suyos asesinados y otros tantos desaparecidos. Por obligación de sus padres tuvo que escapar por la puerta de atrás para poder salvarse, aunque tenía grandes deseos de quedarse luchando y reivindicando la memoria de sus amigos caídos. Al tipo se le notaba una mirada veterana que no le correspondía con su juventud, una mirada que tenían varios de su generación que para el año 83 no era nada fuera de lo común. ¿Dolía? Claro que sí, el irse injustamente y alejarse de su familia, de todo lo que tenía era tan triste como las despedidas sin respuesta del otro lado. El recibimiento en su casa de San Miguel fue más grande que todos los felices cumpleaños del mundo; la sonrisa del padre, las lágrimas de la madre, el sol pegando en lo hoyuelos de la alegría de su hermano mayor y la sorpresa de su sobrino que no lo conocía. También se hicieron presentes viejos amigos de esa infancia que transcurría entre árboles y calles de tierra, con la pelota de fútbol entre las piernas y las rodillas lastimadas de tanto jugar. No eran muchos los que recibieron al héroe anónimo de la cuadra, pero la algarabía era tal que en la cuadra todos se enteraron de la cuestión.
Parecía que estaban todos, que no faltaba ninguno pero dos días después, su humanidad circulaba por la calle cuando se la cruzó. Ella no había estado en el regreso pero sí en la despedida, una despedida que parecía ser eterna, la cuál no iba tener vuelta atrás. Era la novia que supo tener durante cuatro años, la de la adolescencia, la de los primeros pasos, con la que conoció todas las experiencias posibles del sentir, la que en la pubertad lo ayudó a crecer, o quizá fue algo mutuo. No había manera de describir lo que ella le generaba o lo que representaba en su vida y tampoco había manera de decir con palabras, lo que él para ella, claramente era recíproco. El corazón se le detuvo y el aliento se lo tragó mientras sus ojos se abrieron de manera sorprendente, todas sus razones no tenían más sentido y los pensamientos se fueron corriendo atrás del sentimiento. Sí, ahí estaba caminando ella, con su pelo castaño y sus ojos claros, por la misma plaza de hace ocho años, con ese andar tan femenino y esa sonrisa pintada para siempre en su rostro, que ni la más rancia dictadura ni el autoritario más retrógrado le pudo robar. Llevaba entre sus brazos dos libros y trataba de cubrirse lo más posible con su bufanda, ya que el frío otoñal no daba respiro y las temperaturas eran bajísimas. Ella no lo vio por más que su andar era tranquilo y sin apuro, calmo como las aguas de las lagunas. Fue entonces que él, pasada la conmoción, corrió a buscarla y tocarle el hombro izquierdo. Le dijo su nombre y ella se dio vuelta y entonces tampoco lo pudo creer. Se llevó las manos a la boca e instantáneamente una bocanada de aire se suscitó. Fue entonces que derramó una lágrima cuando lo vio completo, de pies a cabeza, hecho un hombre, hecho un verdadero adulto. No sabía nada de su regreso y jamás se lo había imaginado. Hacía años que no tenían contacto, cinco años más precisamente, cuando ella también tuvo que escapar pero con destino a Estados Unidos junto a su hermana. Antes de eso, las cartas que iban de San Miguel a París eran constantes e inolvidables, llenas de relatos, para saber qué pasaba en un lugar y en otro, para que ella le cuente las penurias de millones de argentinos, esas que se ocultaban, las verdades que nadie decía ni se proponían hacerlo. Todos los registros posteriores se borraron e impidieron que las cartas vayan desde California a París y viceversa. Se abrazaron y se miraron detenidamente a la cara durante un minuto sin decir ni una sola palabra con lo que dio paso a la trillada pregunta de “¿Cómo estás?”, algo así como un insulto a la emotividad del asunto. Ella le respondió tranquilamente que bien, tratando de disimular esa lagrimita que se le había deslizado, y que andaba paseando por la plaza, por el centro, que no estaba haciendo nada y que se iba a sentar a leer un rato mientras fumaba un cigarrillo. Él le devolvió la respuesta con una casi idéntica y como sabían que este reencuentro no podía terminar de una manera tan burda, él le propuso ir a tomar un café al bar de siempre, el que cobijaba sus sueños de amor y libertad, de liberación y acción. Gustosa le dijo que sí y allí fueron, rumbo a la otra esquina donde se encontraba igual que siempre ese lugar ya mágico para ambos. Se sentaron frente a la ventana mientras veían como la lluvia empezaba a dar sus primeros pasos en la tarde de Buenos Aires. Pidieron dos cafés y así empezaron a desempolvar viejas historias, a ponerse al día con sus vidas. Pasaron por esas historias de parejas en el exterior que obviamente no podían igualar su unión, amigos que se dejaron allá, trabajos, estudios, experiencias, la militancia y la situación actual de cada país por el que circularon.
Corrían las horas y ya la lluvia era torrencial y la noche empezaba a pedir permiso, llevaban cinco horas hablando, mirándose a la cara, pensando, pero sin decir palabra alguna, que esa noche algo tenía que suceder, que las cosas evidentemente habían quedado suspendidas en el tiempo pero nunca habían sido enterradas, por más que las distancias les hayan prohibido verse, nadie tenía más claro que ellos que las ideas no se pueden matar y las del amor tienden a ser las más fuertes. Con la noche ya presente y el cenicero repleto de colillas, él pagó la cuenta y sin más, la invitó a comer a su casa, donde iban a poder estar solos, ya que sus padres se habían ido por el día. Gustosa aceptó la propuesta y los dos se levantaron y se fueron caminando despacito por la vereda dónde se podían cubrir de la insolente lluvia. A las 15 cuadras, estaban parados de vuelta, como hacía muchos años, en la puerta de su casa y sin más preámbulos él le arrancó un beso de la boca al cuál ella no se pudo negar y así comenzó un largo ritual de abrazos y besos contundentes que se paseó por toda la casa, hasta llegar al segundo piso, a la puerta del cuarto de él, donde se despojaron fervorosamente de sus ropas para hacer el amor hasta el hastío, aunque parecía que ese momento nunca llegaría. Asimismo, de fondo sonaba The Cure y Joy Division, además de la botella de whisky ya vacía. Transcurrieron ocho horas así, entre sexo, alcohol y lágrimas de alegría, casi como el poema más escrito sobre el amor. Se olvidaron de las penurias, de las decepciones, de los llantos, de las depresiones y de todo lo que alguna vez los pudo lastimar. Era hoy el momento, pero para ellos era un Para Siempre, tanto que si los encontraban ahí y los asesinaban (Un temor que todavía tenían metido en el inconsciente) no les iba a importar más nada, quizá hasta hubiese sido hermosamente tranquilo, irse con ese final, como cuando una canción alcanza su estado puro de emoción. Todo estuvo concentrado en esa habitación, en esa cama, entre esas sábanas, cómo tenía que ser. ¿Si lo van a olvidar? No, no lo creo jamás, esto no lo olvida ni el ser más inhumano. No hubo reparos de ninguna clase y todo volvió a la normalidad, salteándose siete años y nada más. Fue así que casi como una analogía del amor y la libertad, que tanto añoraban en sus primeros años de juventud, ver que con el regreso de la libertad también lo hacía el amor, ese amor que en realidad nunca se había ido pero juraría que esta vez regresó para quedarse.

“Y es que te juro que desde que volví a pisar esta tierra, volví a sonreír solo para encontrarte”
Sonó en la publicación: Transmission-Joy Division
Lovesong-The Cure
Innocent-Buzzcocks

viernes, 21 de noviembre de 2008

Otra vez lo mismo, y vos acá...

Como Hierba mala nunca muere, acá estoy de vuelta y ahora vengo a publicar rápidamente un par de cosas...
Ya pasaron tantas cosas en todo este mes sin postear y bueh, algunas para mejor sinceramente, otras no se. Quiero que ya llegue el verano, el verano para poder estar en uno de mis lugares en el mundo, en Miramar :)


Un cuentito viejo, "Soliedad"




Ver la lluvia y a las dos de la mañana en el balcón de su casa que se encuentra en un 9º piso es todo un acontecimiento. Ver los rayos caer como si partieran el cielo en dos, los relámpagos como linchando a los edificios, recibir las gotas de la lluvia era hermoso.
Enfrente de su computadora se sienta y escribe durante horas mientras lee novelas y ensayos políticos que resaltan el valor de la anarquía. Prende un cigarrillo cada tanto que le da ese toque bohemio que tanto anhela. Ama observar el Río de la Plata como si fuese una postal de la querida Miramar y escucha música para entonarse a beber otro trago de cafeína que lo mantenga toda la madrugada trabajando, porque eso es lo que le gusta, la noche. Mientras todos salen y se divierten en los boliches más caros y exclusivos de Buenos Aires, él disfruta su soledad y con cierta somnolencia, sirviéndose otro vaso de whisky y quizás fumándose un cigarrillo de marihuana. Trabaja durante el día, estudia al anochecer y es él en la madrugada. Muchas veces se pone melancólico y lo lamenta, pero sabe que él es así. No puede evitar escribir acerca de esos amores perdidos, amores que sabe que están distantes y que no volverán porque fue él quien los expulsó, porque fue él mismo el que los repelió. Toca la guitarra dejando sus penas en los acordes que reproduce y que crea sobre algunas de sus poesías. Acaricia sus ojos para secarlos y borrar la marca de las lágrimas vertidas en su cara. Mientras escribe se plantea la existencia de los sentimientos y de porqué los tiene que tener él, que durante toda la semana con su saco y su corbata debe congelarse ante los gritos de su jefe. Se rasca la cabeza y no entiende algunas cosas, como porqué escribe lo que escribe, porque llora lo que no puede y porque lamenta lo que tendría que haber olvidado hace dos años cuando dejó de verla. Ella lo olvidó a él por completo, ya ni lo recuerda. Se lo cruza por la calle y no puede decirle siquiera “ Hola” por temor a que sea la persona equivocada. “Ya tiene novio” se dice a sí mismo para consolarse y a la vez estampar su impotencia contra una pared. Hace mucho que no escuchaba un “No” como respuesta, o un “Esto no puede seguir”, lamentablemente adquirió esa mala costumbre. No puede evitar sollozar al recordar cuando iban a Plaza Francia juntos o cuando la llevaba al cine a ver lo que a nadie se le ocurría. Disfrutaban ambos leyendo tirados en medio de la sala de estar y con música ambiental para luego terminar haciendo el amor y riéndose de sus propias limitaciones. Lamenta tener una biblioteca llena de recuerdos, un perfume olvidado en su botiquín y una partitura relegada al olvido de ella. Al tiempo que escribe, desea que ella pueda llegar a leer su texto alguna vez y decirle que lo último que quiere es dañarla y que sabe que ella es una chica complicada. Es que realmente ella lo es porque, con tanta gente revoloteándole para sacarle aunque sea una mirada, lo eligió a él, que era un simple chico o lo que coloquialmente se diría “uno más”. Con todo en contra, con toda su sencillez y timidez logró captar la atención por unos segundos de ella y obtener la atención de esos ojos tan deseados. Realmente creyó que su vida pasaba por allí, que había una vida esperándolo, desde la adolescencia hasta el fin.
Pero allí está, escribiendo un cuento, aburrido, casi sintiéndose despechado y refutando esa vieja idea de los cuentos con finales felices para todos.

FIN


Sonó : Lindo Día- Los Pericos
El Té-Nonpalidece

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viernes, 17 de octubre de 2008

Como amigos

Okk, es de noche y ya no me puedo dormir. Debo aceptar que soy un ser nocturno, nunca diurno, la luna me puede mucho más que el sol que resplandece. Falta poco, muy poco para un montón de cosas. No se, no quiero escribir más...

Leé, es una declaración:

Arrasando al sentimiento
Es un poquito de noche. Puedo ver el tren que se va rumbo al norte, estoy escuchando la música que me recuerda a vos. También veo fotos de lugares donde estuvimos y te dije que te quería, donde nos reímos. Veo las luces de aquellos barcos que surcan el río y debo admitir que me encantaría perderme en ese lugar con vos. Estoy seguro que si lo hacemos no nos encuentran más, ni siquiera la estrella más grande podría hacerlo. Desde este lugar puedo ver el cuarto de un hotel al cuál me gustaría llevarte en alguna ocasión, para mirarte a los ojos otra vez, de manera fija como solía hacerlo cuando me lo permitía, porque muchas veces me encontraba casi cegado por el sentimiento, la inconsciencia de quererte tanto. Un montón de cosas hemos perdido en el medio vos y yo, ya no hay tantas cosas en común, no hablemos de sentimientos porque ya sería extraordinario. No te voy a pedir nunca que las recuperemos, sería inútil, pero a veces siento ganas, unas tremendas por cierto, de que como vos decís, nos confundamos un rato. Si al fin y al cabo, no nos vamos a lastimar, es solo un tacto inocuo al corazón. Podríamos encerrarnos también en el avión que veo despegar a medida que escribo estas líneas y rumbear para donde el momento lo exija. Creo que una playa estaría muy bien, para darnos el saludo final allí, con las olas de testigos y las almas tácitamente presentes. Cuando recuerdo una noche mirando la luna y mis ojos sonrojados, me dan ganas de llamarte, de decirte que me inspiras, que gracias por crear eso, inspiración. Ya sea triste o alegre, creas en mi millones de ideas que como células se reproducen velozmente y se transcriben en textos armados algunas veces con resentimiento, otras con afecto, otras con cólera, otras con tristeza. Tal vez no sea el mejor texto que hayas leído, no sean las notas mejor interpretadas, pero hay un esfuerzo magnánimo en mi para que te replantees los pensamientos que ocultas bien dentro de tu cabeza. Como me puede costar fingir que no me sucede nada con vos, desgarro mis pensamientos en esta narración mezclada con impotencia con arduas palabras y líricas lágrimas que en algún momento derramé por vos. Por eso hoy, sin ganas de convencerte de que nos comprometamos, sin ánimos de complacer tu histeria, con fuerzas para expresar mi vehemencia ante mi propuesta, y menos que menos con expectativas de que volvamos a cometer los mismos errores del pasado, te propongo que por una noche más te confundas y tomes mi mano…

FIN
Sonó mientras publicaba: Somebody to Love-The Ramones
Sheena Is a punk rocker-The Ramones


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NOS estamos lastimando

Bueno, reabriendo y desempolvando mi blog, aprovecho para agradecer a todos los que entraron con ganas de Gancia o sin ellas. Si entraron sin ganas de Gancia, mejor, porque es una lástima pero no les voy a dar uno... Ok, dicho esto paso a hablar un poco de lo que me compete en este post. A continuación voy a dejar un texto que escribí hace ¿un año? y que todavía no pierde su vigencia, perdura y perdura sobre todo en tiempos de desamor, como lo es ahora...
Hoy fue una noche de nostalgia, mirando las luces de los barcos del río, escuchando EOY, revisando cosas viejas del fotolog(que ya se pasó de moda), ríendome un poco de mi mismo digamos. A todo esto, es probable que se repita este texto en mi fotolog...
Y bueno, para quién quiera leer, le dejo...




“Te quiero”, una de esas palabras que uno le escapa. Es que es un arma de doble filo, es el advenimiento de algo hermoso pero que a la corta o a la larga se termina. Puede que se la tome con cariño durante mucho tiempo pero, al final es “te quiero” quien te deja sin fuerzas cuando es ella misma la que deja de ser escuchada. En un momento es como estar en el paraíso, pero puede llegar a ser la fruta prohibida. Cuando uno la escucha se enternece, se sonroja, se motiva, se excita, se alegra, se tambalea y un montón de cosas más. Finalmente es ella la que decidirá cuando sea el momento de alejarse de tu vida, tu casa, tu boca, tus brazos, de las tardes en las plazas, en los cuartos, en el bar. Ríes mientras puedes de ella porque caes como un ingenuo y cegado detrás de su suave sonido transformado en susurro en la boca de tu compañera. La única manera de rechazarla es pretendiendo plantearle al mundo la disyuntiva de si eres un ser humano o acaso un robot. Es que no entiendes de razonamientos porque “te quiero” se dice con el corazón, no con la cabeza. Se podría llegar a comparar con un dogma, no se lo cuestiona ni aunque tengas el nivel de desconfianza de un animal salvaje al extraño. Cuando eres derribado a golpes por ella, cuando no llama más a tu celular, cuando no te envía mensajes, cuando no te escribe, cuando no te extraña, es “te quiero” quién te deja la cabeza destrozada, porque recuerda que la vida la manejas con el pensamiento, no con el sentimiento. Tanto te duele que ya no quieres salir de tu cama, no quieres trabajar, leer, escuchar, hablar y menos que menos sentir. Estás en un estado gravitatorio permanente y solo piensas en ella, pero ella te olvidó. Definitivamente estás en otro lugar del “te quiero”, puede que te quieran pero ya no suena como antes, no tiene ese particular sonido que se cuela entre los dientes delanteros, en los tímpanos no resuena como un canto dominical y misericordioso. Entonces tus dudas pasan por si eras el real destinatario del halago, el verdadero dueño de la palabra, el adjudicado para ahondar en palabras meramente legales. El mundo lo ves como una gran esfera de luces, un río que lo observas con delicadeza y desidia, un viaje que te remueve los más profundos sentimientos, amordazas la arena de la playa que posiblemente te haga gritarle al viento todas las lágrimas que estás guardando para hacerlas descender de manera vertiginosa. Ya la lluvia te hace inspirar una letra de una poesía para darle pie al primer vaso profundo de vodka o para fumar el primer cigarrillo de marihuana quizá, pero sabes que la inspiración está, la motivación para despedirte del “te quiero” en una misiva sentida, es que finalmente la pronuncias sin el corazón ni la cabeza, solo es una sórdida palabra que dices con la boca…

FIN


Si estos son lugares donde estuvimos...












Hago mi lugar aparte para decir, te quiero :)



Sonó Mientras Publicaba: Alas-Jordan
Angela-Jordan


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lunes, 6 de octubre de 2008

Te quiero,perdoname,enserio,perdoname...

Mientras miro el amanecer,no puedo evitar sentir bronca por todo lo que me viene pasando,cuando uno quiere olvidar y se meten con el sentimiento de uno,es tan pero tan feo...
Nunca creí que me iba poder poner así tan rápido y venir de dos desilusiones en tan poco tiempo es muy negativo,algo tiene que andar muy mal.El tiempo no lo puedo corregir,el que ya pasó,pero sí puedo enderezar el que viene
Un poco basado en esto que siento salió...


HERIDO
Último día en ese lugar, ya el verano se aproximaba a su ventana y mientras escuchaba una triste canción tomó esa carta que ella le envió y la leyó. Mientras leía las últimas líneas y veía un avión despegar, se le traspapelaron un par de lágrimas contenidas para demostrarse a él misma que ella no lo valía. Se encontraba cubierto de indignación porque todo lo que decía esa carta era mentira, ese “te quiero” era tan falso como el sentimiento mismo, ella pidiéndole perdón, incurriendo en la falacia de hacerle creer que se encontraba dolida, que le molestaba el asunto. Pero no, ya estaba reconstruyendo su vida, alterando las hormonas de otros chicos, fomentando su atracción con el sexo opuesto, ya podía sonreír con naturalidad, carcajeaba como cuando se abrazaba con él, se sorprendía con la misma felicidad de siempre, de cuando pasaban la tarde, que él era un desastre y ella lo ordenaba y lo ayudaba con su mochila llena de basura, casi como una metáfora de su vida. Él a través de los párrafos se iba enamorando de vuelta de su mirar, de su cara, de sus palabras, pero después recordaba otras palabras, que le eran ajenas, que ya iban dedicadas a otro y lo invadía un rencor, un odio tremendo porque sentía que era un sentimiento perdido en medio de la amalgama de sensaciones que tenía ella en su interior. Miró al río, miró al sur, quiso mirar a su corazón pero eso iba a serle un poco más complicado, ya se encontraba rodeado de miseria y de espinas que lo carcomían por dentro. Sentía ganas de ir hasta su casa y decirle en la cara todo lo que le pasaba, quizá si tuviera un auto lo podría hacer, un par de horas de viaje y en la cara pedirle por favor que se aleje, que él necesitaba no pensarla más, no quería dedicarle más canciones, ni mirar al horizonte pensando en sus dichos ni en las frases más hermosas que podía escuchar. A todo esto, seguía avanzando con la lectura y cada vez la herida se acrecentaba más y más hasta crear un surco inquebrantable entre el amor y la alegría para unir, hoy más que nunca, al odio con el querer. Ya no resonaban las últimas melodías de la canción que se había dispuesto a escuchar y entonces fue que agarró la carta, la depositó nuevamente en el sobre y con ella haría hoy el fuego que lo caliente por la noche, una noche que nuevamente, tenía pensado pasar solo. Porque como esa noche en ese hotel, ya no van a haber más…

FIN
Sonó:Zafar-La Vela Puerca
Don electrón-Intoxicados


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jueves, 2 de octubre de 2008

Nostalgia parte II

Bueno,llegando al fin de la semana,días de nerviosismo atraviesan mi cabeza,hoy ya no se qué está pasando.tengo tanto sueño qeu son pocas las líneas que voy a escribir que hagan de introducción.Aquí les va en mi último día de esperanza

CARTA AL MAR

Mientras escribo estas palabras, se me caen las lágrimas. Tengo todos los recuerdos aglutinados en el paladar, de cuando mirábamos al horizonte, tan felices y tan tranquilos. En mis dedos subyacen los recuerdos que traje de tu ciudad natal, de tu mano agarrada con la mía, de tus brazos entrelazando mis hombros, de tus palabras bordeando mis oídos. Pero eso es todo lo que quedó, porque hoy solo somos dos almas diferentes, y cada uno buscará su forma de crecer y madurar de una vez. Hay una carta que dejé tirada al lado de mi PC, tal vez la quieras leer, solo tendrías que explicarme por qué no podemos estar unidos de vuelta, con esos vínculos que nunca creí que iríamos a romper.
Estamos de nuevo, pensando, todo será para mejor o peor, todo estará tratando de arreglarse, pero al fin y al cabo vamos a seguir siendo nosotros mismos. Con la fiel incertidumbre a cuestas, con los recuerdos de cuando te llamaba y me atendías exultante de alegría y de ese primer viaje, donde te descubrí tal como eras para que al otro día me desilusiones y yo, como siempre, te perdone. Ay, ya debes estar perdida en los brazos de alguien más, esperando sus roces y sus elogios, sus halagos y el desencanto de la mañana junto a él. El río que ahora observo, me recuerda tanto a tus ojos, grandes por cierto, revisándome directamente mientras me buscabas algún punto débil tal vez, para herirme más adelante. Es un río caudaloso como tu indecisión, pero que tiene una corriente firme, que marcha hacia el sur, al sur dónde vos dormís, donde vos soñás, te esperanzás y que a mi solo me queda mirarte desde el norte como te alejás, sin dejarme demostrarte una vez más, que todo puede estar mejor que podemos a ser de vuelta parte de esta locura como dirían por allí. Siempre creí que escribir un cuento, una poesía, una canción, podría lograr inspirar un sentimiento muerto o que nunca haya existido en alguna mujer. Hoy espero que sea así, que pueda renacer a partir de esto un sentimiento que tienes escondido, bien guardado ahí…

FIN
Sonó mientras:
Slide Away-Oasis
Live Forever-Oasis

lunes, 22 de septiembre de 2008

Nostalgia parte I

Bueno,estoy escuchando una canción que me hace acordar a los veranos en Miramar,que linda ciudad.Junto con Salta,las dos mejores ciudades que conozco,o personalmente,las que más me atraen...Podría vivir 6 meses en una y 6 meses en la otra.Espero en el verano volver a ambas,pero más que nada a Miramar que no tuve la oportunidad de estar más que un par de horas en el verano.Me acuerdo esa noche,la única que pasé allá,cuando estaba enamorado a distancia,sí,a distancia u.u Al otro día,día de playa y ya está,la vuelta...
Este verano con revancha,estoy seguro...

Acá un cuentito que mezcla un poco el sexo con las drogas y el dolor en todos los sentidos(sangre d epor medio)


AtesoraVOS

La miró, le pasó el porro y le preguntó, “¿Qué sentís?”. Ella le dio una extensa pitada y con lágrimas en los ojos le dijo “Un millón de luces atravesando mi cabeza, eso lo lograste vos”. Tenían los ojos rojos, la marihuana había golpeado fuerte, pero las neuronas ardían por otra cosa. Estaban en éxtasis, todas las luces corrían a su alrededor y caían en lugares comunes como sonreír y jugar a disimular un estado incontrolable. Él una vez más quiso comprobar si tenía incrustado en la cabeza un sueño, uno que le esté merodeando y jugueteando con la realidad. Se hizo un pequeño corte en el brazo y cuando sintió la sangre se dio cuenta que era todo de verdad, que ella estaba a su lado sonriendo, demostrando su pubertad, tocándolo, estimulándolo sexualmente otra vez. Ella quería más, no quería que todo termine ahí, o tratar al menos que no sea así. Es que a la mañana siguiente él tenía que volver, tenía que sacar las últimas fotos y llevárselas a Capital Federal. Esa gris y anodina Capital, donde el tiempo parece querer asesinar las emociones de las personas, las expresiones de los cuerpos, la fricción que se produce cuando se dos pares de ojos, aquella que solo en ese lugar pareciera que se puede dar. Sí, van a hablar por teléfono, se van a conectar al MSN diariamente, se van a poder dedicar un “te quiero”, pero mientras van a seguir separándolos 700 KM de distancia, y el viento que pase por la esquina de la casa que él tiene mirando el río, será el mismo que ella suspiró antes o después. Pero no, no van a poder fumar tirados en la cama, ni hacerlo en un telo de mala muerte. En un momento de ese delirio que él tenía, se le acercó al oído y le dijo “Te juro que no me olvido de nada, pero ni del más mínimo detalle de lo que acaba de pasar”, acto seguido abrió una petaca con vodka y la ingirió sin discusión de su cabeza. Ella volvió a derramar una lágrima, quizá por el porro, quizá por las palabras vertidas en su tímpano, tal vez por la conjunción de ambas. De fondo sonaba un compilado armado por los dos para la ocasión. Una a una iban sucediéndose las canciones aunque en el momento del acto a ninguno le importaba si la canción era de una banda o de otra, tampoco sabían si era hora de irse cada uno a su destino o no. Es que los dos estaban drogados y excitados, una mezcla que con las hormonas es tan peligrosa como un mono con navaja. “Jurame que no se va acabar todo acá” ella le dijo y sin intermedios él la tomó de los hombros y la besó de vuelta, tan pero tan fuerte que ella decidió morderle el labio y hacérselo sangrar. Los dientes todos rojos curtidos en pasión y dolor, parecía una de las mejores películas eróticas que uno podía llegar a ver en la televisión o el mejor relato que podía uno escuchar acerca de cómo enamorarse, tener sexo y volver a verse dentro de unos meses. El porro seguía corriendo, pero era un detalle, a ninguno de los dos le importaba si se acababa o si podía volver a empezar. Estaba prendido casi simbólicamente, como ellos dos, dos adolescentes que recién están descubriéndose. A esa altura ambos estaban consumidos y él ya estaba en un estado que en otras circunstancias se podría decir que era patético pero en este caso hasta era poético. Borracho, drogado, ensangrentado, languideciendo en el pecho de su compañera. En su cabeza corrían una carrera entre la libido y las sustancias, quién llega más rápido a la meta, dejarlo hecho trizas o hacerlo reaccionar y seguir haciéndolo. Estaba implícito que los dos estaban escribiendo una página muy importante, la de aquellos que se quieren pero no tienen más que decírselo porque aunque lo quieran con todo su corazón, no van a poder ser más que eso, dos inmorales apasionados. Ahí fue cuando se consumió el porro…

“Un millón de luces en mi cabeza, eso lo lograste vos

FIN



Risa-Babasónicos
La Puntita-Babasónicos